Me contó Pino...
llegamos a la Argentina un 2 de Abril de 1958 .Yo tenía 17 años y no sabíamos muy bien
dónde íbamos ni para qué.La América que vi ese día no era la de mis fantasías Neoyorkinas, era una casita humilde en Bernal (tres cuartos y un baño)para doce personas)que mi tío Andrea, ya en aquellos tiempos un famoso estilista,había alquilado para que tuviéramos por dónde empezar.
Antes de llegar al puerto,alguien una mañana gritó¡Tierra!como si fuera Colón y todos subimos a cubierta y vimos la costa argentina,fue una desilusión muy grande,yo buscaba los edificios altos,los rascacielos y no los veía.No sabía dónde estaba,me dijeron que era Buenos Aires.El puerto olía muy mal,no teníamos mapa,no sabíamos dónde estábamos.
El camino lo había abierto mi tío Donato,hermano de Andrea en 1947,que comenzó trabajando en una peluquería en Constitución.
Así eran las cosas con los inmigrantes,primero lo intentaba uno,aquí , en Australia o en los Estados Unidos,si le iba bien,iba a buscar al resto de la familia o la mandaba a llamar;si le iba mal,tenía que volver;o quedarse y abandonar a los suyos.Muchos dejaron esposas,hijos,porque no tenían dinero ni para el pasaje de vuelta;o porque los dominó la humillación de no haber triunfado.
Todavía,cuando vuelvo de visita a Bari o a cualquier lugar de Italia,incluso si voy al consulado Italiano aquí,(cuarenta años después,toda una vida después)percibo el resentimiento con que" los que se quedaron" ven a" los que nos fuimos".
Nosotros nos fuimos para poder estar mejor en otro lugar,pero también sirvió para que los que se quedaron pudieran comer,porque no había comida para todos.De todas maneras,algunos nos tratan como si hubiéramos renegado de la patria y las raíces,como si los emigrantes hubiéramos elegido el camino más fácil,sin dolor,sin desgarro,sin sacrificio y sin esfuerzo,no fue así.
Empecé sin nada "con una mano atrás y otra adelante,como se decía.
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