viernes, 3 de mayo de 2013

CAPITULO 7

Me pregunto desde este tiempo y lugar ,si esta familia dio las gracias a los que hicieron que podamos reunirnos en este generoso país. La tía Lina con su bondad y llevada por su imperiosa necesidad de familia, nos reunió a todos.

No creo que se le hayan dado las gracias suficientes a ninguno de ellos.

Gracias Carolina, gracias Alberto, gracias Andrea, gracias Donato, gracias Vicente.

Estoy convencida que hubiera sido mucho más difícil vivir separados ,aunque ahora nos demos el lujo de fantasear con la idea de "cómo hubiera sido nuestra vida allá".

No se ,a estas alturas, si vale la pena pensarlo.

Yo creía que tenía una historia muy especial que contar, ahora siento que ninguna historia es muy especial, todas son especiales y dignas de contarse.

Detenerse en una historia es pararse a mirar, observar, respirar un momento, para palpar que estamos vivos, que somos los únicos responsables de nuestras vidas, de lo que hacemos con ella.

En realidad es lo único que tenemos y a veces dejamos ir, cruelmente, de manera omnipotente, como si fuésemos eternos.

Siento que al contar esta historia termino con un ciclo de búsquedas que no me han llevado a ninguna parte, más que a encontrarme conmigo misma y con esta maravillosa familia a la que pertenezco y hago mía.

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